ELLOS OPINAN RD
Por: Luis A. De León Pérez (Doctor en Medicina y Profesor del área de Biología y Química)
SANTO DOMINGO, RD.- En la actualidad son frecuentes los casos de personas que han sido afectadas por algún accidente o enfermedad que les ha ocasionado una lesión cerebral, lo que a su vez puede alterar el funcionamiento normal del cuerpo, aquí les dejo una historia y con ella una explicación científica sobre la enfermedad.
Caso clínico real: Un paciente masculino, de 47 años, que vive en Santo Domingo, posee una ocupación de ebanista, tiene antecedentes personales de hipertensión arterial y Diabetes manejado desde hace tiempo con Atenolol y Metformina. El paciente describe que el evento comenzó cuando un familiar se percató de una pequeña desviación en la comisura labial y la dificultad para la articulación de palabras. El paciente pensó que era efecto del cansancio, y se acostó. En el lapso que durmió, despertó sin la movilidad de la parte derecha del cuerpo, por lo cual sus familiares se preocuparon y lo llevaron a la emergencia del hospital regional más cercano, donde recibió los primeros auxilios y le diagnosticaron una enfermedad isquémica del cerebro (Ictus).
Este paciente fue referido a un centro de rehabilitación y terapia física, donde le asignaron una cita para 3 meses, debido a esto, tuvo un tiempo de espera en la casa, antes de comenzar las terapias que le ayudarían a recuperarse de las afecciones que presentaba. Conocidos le recomendaron que valla a una unidad de terapia física privada, donde podría ser atendido más rápido. Así comenzó su proceso de neurorrehabilitación y en un tiempo de 2 meses ya el paciente paso de estar en cama a deambular y a realizar otros procesos sin asistencia de los familiares.
Tomando en cuenta la historia anterior, hoy vamos a desarrollar un tema de sumo interés a nivel mundial, que puede afectar a cualquier persona sin importar el rango de edad.
Definición
El Daño Cerebral Adquirido (DCA) se refiere a una lesión repentina en el cerebro, caracterizada por su aparición abrupta y por la variedad de secuelas que puede presentar, dependiendo del área cerebral afectada. Estas secuelas pueden provocar anomalías en la percepción y la comunicación, así como alteraciones físicas, cognitivas y emocionales.
Causas
La principal causa del Daño Cerebral Adquirido es el ictus, que representa el 78% de los casos, seguido por traumatismos craneoencefálicos y enfermedades como anoxias, tumores cerebrales e infecciones. Esta patología se ha vuelto más frecuente en la población tras la pandemia de COVID-19, como se mencionó en un artículo sobre el aumento de infartos al miocardio y enfermedades isquémicas en el cerebro, relacionado con la presencia de ciertas enfermedades respiratorias, según estudios realizados en España.
Signos y síntomas del DCA
El daño cerebral adquirido se manifiesta de diferentes maneras, dependiendo del área del cerebro afectada. Por ejemplo, las lesiones en el cerebelo pueden impactar significativamente la coordinación y el equilibrio, llevando a la ataxia, que se traduce en una falta de coordinación en los movimientos, dificultando actividades cotidianas como caminar o escribir. También pueden presentarse problemas en el control del tono muscular, resultando en movimientos temblorosos o inestables.
Si la lesión afecta la región temporal, puede haber problemas de lenguaje, como la afasia, que afecta la capacidad de comunicarse. En el caso de lesiones en el lóbulo occipital y parietal, pueden surgir problemas visuales, como agnosias y heminegligencias visuales, así como asomatognosia, que es la incapacidad de reconocer partes del propio cuerpo, generando confusión y angustia en el paciente.
Las lesiones en el lóbulo frontal afectan el control emocional y conductual, lo que puede resultar en cambios en la personalidad, impulsividad y dificultades para planificar. También pueden aparecer problemas de afasia y apraxia, que es la dificultad para realizar movimientos coordinados a pesar de tener la capacidad física. Estas manifestaciones subrayan la importancia de la rehabilitación en pacientes con DCA, ya que impactan directamente en su calidad de vida y funcionalidad diaria.
Diagnóstico
El diagnóstico del daño cerebral adquirido se basa en la identificación de síntomas y en la evaluación clínica del paciente, complementada con estudios de imágenes médicas altamente específicos, como la tomografía axial computarizada y la resonancia magnética.
Tratamiento
Una vez confirmado el diagnóstico de DCA, es fundamental estabilizar las causas y posibles complicaciones que pueda presentar el paciente. Actualmente, existen medicamentos que ayudan a prevenir las causas del ictus, como la aspirina para el aumento de la coagulación, y en caso de alergia, se puede utilizar clopidogrel. También hay medicamentos que oxigenan el cerebro, como la citicolina y somazina. Es importante controlar los niveles de tensión arterial, preferiblemente mediante un tratamiento combinado que puede resultar más efectivo.
Después de estabilizar al paciente, se debe iniciar el proceso de rehabilitación, que puede llevarse a cabo en unidades de neurorrehabilitación, ya sea en hospitales o en centros especializados. Este proceso es crucial para ayudar al paciente a recuperar funciones perdidas y mejorar su calidad de vida. La rehabilitación es multidisciplinaria e involucra a profesionales de diversas áreas, como fisioterapia, terapia ocupacional, ortopedia y neuropsicología, quienes colaboran para abordar las necesidades específicas del paciente y facilitar su reintegración en la vida diaria.
Conclusión
El daño cerebral adquirido es una condición que afecta a muchas personas en la actualidad, debido a la presencia de cuadros isquémicos o hemorrágicos en el cerebro o en alguna parte del sistema nervioso.
Es fundamental prevenir esta enfermedad, dado el impacto que puede tener en los trabajadores, ya que el proceso de recuperación puede extenderse de seis meses a más de un año.
Una las recomendaciones en el proceso de rehabilitación que hago es el uso de herramientas como las ortesis de las extremidades afectadas, que se utilizan para prevenir las posiciones viciosas en pies, rodillas y manos que pueden complicar la recuperación de los pacientes.
También no se puede abandonar el tratamiento de enfermedades de base como la diabetes y la hipertensión, ya que pueden provocar la aparición de otra entidad patológica para el cerebro.